martes, 3 de julio de 2007

La Novia del Pueblo


Mucho se habla de la intención de voto con la que cuenta la actual Senadora Cristina Kirchner.
Para analizar ese simple dato es necesario contextualizarlo.
Las encuestas que arrojan que el porcentaje a favor de la, ahora, candidata “K” es de 46%, obviamente, fueron tomadas desde el momento en el cual se proyectó dicha candidatura hasta el mismo Domingo 1º de Julio que se hizo pública y cuasi oficial ( el lanzamiento oficial se realizará el próximo 19 de Julio).
Estos sondeos, son desapasionados, no tienen en cuenta el efecto mismo del anuncio.
Somos argentinos y la pasión que despierta el carisma del candidato es lo que tuerce las elecciones por encima de la retórica.
La “criatura” se proyecta, se gesta y se prepara, pero solo cuando se libera es la hora de la verdad. Una verdad que los asesores políticos del actual gobierno no han sabido manejar ni prever en los distritos electorales recientes, en los cuales han cosechado no solo derrotas, sino la inesperada organización de sus enemigos.
El votante argentino ha sido tan manoseado que mira dos veces su sombra para ver si no le está haciendo morisquetas.
Aquel “Mas vale malo conocido que bueno por conocer” fue puesto en prisión domiciliaria en Don Torcuato y al bueno desconocido lo vimos salir huyendo por los techos como un delincuente común, pero en helicóptero; mientras nuestros sueños se rompían y astillaban al son de las vidrieras rotas en los supermercados saqueados.
El “Bueno de la película” dejó un tendal de varias decenas de muertos entre el 19 y el 20 de diciembre de 2001 y nunca sabremos cuantos de hambre, enfermedades, y depresión y quizás otras pestes colaterales.Pero aún ellos llegaron con una historia y con alguna gestión, un parentesco de algún tipo con “nosotros el pueblo”, y esa "cara de político" que podría ser aquella del Gato con Botas en Shreck, una expresión de gatito mojado, incapaz de hacerle daño a alguien, o de Justiciero con capa que nos llevaría a la estratosfera para que lleguemos a Japón o a Corea en una hora y media.
En el caso de la Señora K, en cambio, tenemos una historia flaca sobre su juventud activista en la Plata, y calculo que es por eso mismo que el lanzamiento de su candidatura se realizará en aquella ciudad; para poder dirigir nuestras mentes a esa jovencita hermosa y llena de ideales, tierna pero valiente como una tigresa y otros recuerdos llenos de eslóganes por el estilo.Fueron pocas las veces que la imagen de Cristina tuvo relevancia mediática, no se confunda relevancia con presencia, una de ellas la elección en la que enfrento a “Chiche” Duhalde, menos aún las veces que se la vio mezclada con el pueblo, “los descamisados”.
La relación entre ella y nosotros no ha existido como tal, ni un rose, una insinuación, un guiño, un “flirt”, solo algunas fotos e imágenes televisivas.
Ahora, semejante a un matrimonio arreglado por poder (o por el Poder), tenemos ante nosotros a la futura Novia del Pueblo, radiante, bellísima y llena de hermosas promesas.
No podemos preguntar cuando la conquistamos, ni que le cautivó de nosotros, pues no hubo oportunidad para que ello ocurriese, solo está ahí, nos ha sido impuesta.
Ella sonríe con sus ojos llenos de rimel y una piel tersa recién tratada en un Spa de Ginebra y retocada por el photoshop, para no dejar nada al azar, y cualquier cosa que haga ahora nos sonará, por lo menos, un poco interesado.
Si ahora nos acaricia y nos dice que siempre nos amó y que está dispuesta a entregarse a nosotros, nos parecerá, quizás, una pose alquilada para la ocasión.
La pregunta es: ¿Cuando estemos frente al altar con esta mediática desconocida de la que no podemos decir que sea buena ni mala, daremos el “SI”?Por que una cosa es 46% viendo la foto de alguien lejano y otra es tenerla enfrente y darle la chequera, las tarjetas de crédito y nuestra fortuna. ¿Verdad?
Por que aunque nos hayan hecho creer que no tenemos nada y que somos el último orejón del mundo, no nos olvidemos que un simple vuelto de un gasoducto significo 17 millones de pesos, de dinero nuestro.

Roberto Moras